El presidente estadounidense acude a la primera jornada del torneo entre fortísimas medidas de seguridad
Más que un campo de golf era una fortaleza. Bethpage Black, la sede de la Ryder Cup en Nueva York, se convirtió este viernes en un territorio blindado ante la visita del presidente estadounidense, Donald Trump. Las medidas de seguridad se multiplicaron para la primera ocasión en la que el máximo mandatario del país acudía a la celebración de este torneo durante su cargo presidencial. Habitual ya en otros grandes escenarios deportivos, y gran aficionado al golf, Trump no quería perder la oportunidad de ver directo a los mejores jugadores del mundo y apoyar a la tropa estadounidense. Su llegada provocó un dispositivo como nunca se había visto en esta cita por la complejidad de evitar