Cuando sus hermanos fueron deportados en los años 70, Tony Luna, quien entonces tenía nueve años, se convirtió de la noche a la mañana en un niño sin hogar, que tuvo que vivir en las calles, sobreviviendo de la comida que encontraba en los botes de basura.

Décadas después en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, lleno de emoción, Tony, quien ahora es diácono en la Iglesia Saint Philip Benizi en la Diócesis del condado de Orange, recordó esa época de miedo y desesperanza.

Lo más triste – dice- es que hoy esa historia se repite con los miles de niños que son separados de sus padres a causa de las redadas de migración. Tony Luna encuentra su misión como diácono en la iglesia católica del condado de Orange. Crédito: Yolanda Morales | Cortesía

Nacido en México, Tony emigró al s

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