La inteligencia artificial ha abierto un nuevo horizonte para la fotografía y el diseño. Herramientas que antes requerían horas de trabajo hoy se resuelven en minutos, y lo que parecía imposible, como eliminar multitudes enteras de una imagen o generar elementos inexistentes, se convierte en parte del flujo creativo cotidiano. Sin embargo, más allá de la inmediatez, lo importante es cómo estas tecnologías se convierten en aliadas para potenciar la mirada del artista.
El retoque digital ya no se limita a la técnica, sino que exige una comprensión profunda de la imagen, de la narrativa que hay detrás de cada encuadre y de la intención estética de quien dispara. En este camino, la inteligencia artificial no reemplaza la sensibilidad del ojo fotográfico, sino que lo complementa, abriendo posi