El ser humano ha buscado justificar sus construcciones sociales con respectos a sus beneficios personales, y la historia es un constante testigo de ello, entre guerras, matanzas e ideologías que les ha costado la vida a millones, regodeándose en sus supuestas victorias que el tiempo muestra como atrocidades de la humanidad en otras generaciones.
La actualidad no escapa de esa realidad violenta que la humanidad tomó como propia, apretando el puño hacia arriba como una maldición para la eternidad y solo modernizando las maneras de eliminar al contrario mediante la creación de enemigos en todas partes, siempre y cuando no estén a favor del discurso, ya que como dijo el filósofo francés Edmond Thiaudière, “La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular”.
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