"Protegida no estás en ningún momento: pones la denuncia y luego no pasa nada ", cuenta Ingrid , una mujer que en 2012 denunció a su pareja, tras varias palizas, amenazas de muerte e insultos. Ella fue usuaria del sistema Atenpro (servicio telefónico que funciona con dispositivos móviles con geolocalización) que le permitía alertar a la policía cuando su agresor, en múltiples ocasiones, se saltaba la orden de protección. "Sin embargo, no me sentí segura hasta que me fui a vivir a Londres durante tres años". Igual que Cristina. "Yo me quedaba blanca, en 'shock', se me ponía la cara de todos los colores, temblaba... En ese momento sientes tanto miedo que no te acuerdas ni de que tienes un dispositivo", explica. Ambas sostienen que no se sintieron protegidas por el sistema después de

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