"Ser trabajador de delivery es muy difícil. Tenemos tarifas mínimas que no se actualizan pese a la inflación y a los aumentos en combustible, y gran parte de nuestros ingresos dependen de las propinas de los clientes" , relataron los repartidores de Rappi en su visita.

Fermín Mauregi denunció que "la empresa casi triplicó la cantidad de cuentas habilitadas, y eso significa más repartidores para la misma demanda, con lo que el pago por pedido disminuye y no tenemos posibilidad de negociar nada" . Además, señaló la falta de contacto con representantes locales: "No hay oficina física en La Plata donde podamos presentar reclamos de manera directa; los encargados de zona funcionan como fusibles, pero no deciden nada".

Alejandro Giménez agregó que la situación no solo afecta la econ

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