La primera sentencia de la JEP sobre secuestro es penosa. Casi ocho años para repetir lo de innumerables condenas en la jurisdicción ordinaria: que las Farc fueron secuestradores feroces. Después, porque las “penas” impuestas son de chiste y además la JEP usa un doble estándar. Debería haber impuesto una verdadera restricción de libertad y no lo hizo. Tenía que haber determinado un confinamiento en un espacio no mayor a 15 hectáreas (“un tamaño máximo equivalente al de las Zonas Veredales Transitorias”, dice la norma). Seguirán moviéndose con libertad por todo el territorio nacional. Una burla y una violación a la misma ley de la JEP. También deberían haber suspendido derechos políticos y tampoco lo hicieron. En cambio, a los militares sancionados por “falsos positivos” sí les estableciero

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