La economía se encuentra en un punto de inflexión. El resultado electoral en la provincia de Buenos Aires, con una derrota contundente para el oficialismo, modificó la hoja de ruta política y reactivó la sensibilidad de los mercados. Los próximos meses, hasta las legislativas nacionales de octubre, estarán marcados por expectativas fluctuantes, estrategias defensivas y la necesidad de administrar cuidadosamente cada decisión empresarial.
Para las pyme, luego de un año de cierta estabilidad macroeconómica que permitió proyectar con mayor previsibilidad, la fragilidad política y financiera reinstala un escenario conocido y desgastante: adaptarse a reglas que vuelven a cambiar sobre la marcha. Para las empresas argentinas no es una novedad, pero sí implica reactivar reflejos que habían queda