La miniserie mexicana «Las muertas», estrenada en Netflix y dirigida por Luis Estrada, se presenta como una adaptación libre de la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia. Con seis episodios que combinan comedia negra y drama criminal, la producción ha captado la atención del público por su estética cuidada, actuaciones sólidas y una narrativa que, si bien resulta entretenida, se aleja de la crudeza del caso real que la inspira: el de Las Poquianchis, las hermanas González Valenzuela que entre los años 1945 y 1964 sembraron el terror en los estados de Guanajuato y Jalisco.
La serie opta por ficcionalizar los hechos a través de los personajes de Serafina y Arcángela Baladro, quienes construyen un imperio de burdeles en la ficticia Salto de la Tuxpana. La narrativa se apoya en giros cómicos