Correos se marchará en noviembre de los suelos del Portillo para que el edificio que llevan décadas utilizando sea demolido. Una decisión motivada por la decisión de reconvertir esta pastilla ubicada entre Delicias y el centro de Zaragoza en una gran zona verde. Su marcha es complicada, y no está exenta de polémica por las críticas que está recibiendo la empresa estatal por los detalles de una operación que no se plantea levantar otro espacio físico en el entorno ni alquilar espacios disponibles en la zona, sino repartir sus empleados y servicios por otras sucursales. Y que se haga fundamentalmente por «motivos de carácter económico y de carácter operativo y de mejora de la eficiencia de procesos», afirma la compañía postal.

EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha tenido acceso a la memoria del t

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