Se cumplen 20 años de una de las desapariciones más enigmáticas en la historia judicial de Córdoba.
El 28 de septiembre de 2005, Mariela Alejandra Bessonart, de 38 años, fue vista por última vez en Villa María. Su caso es un rompecabezas de indicios sin la pieza central: el cuerpo de la víctima.
Lejos de ser una historia cerrada, sigue perdida en un laberinto judicial y duele como una herida abierta en la sociedad de Villa María y la región.
Un misterio sin resolución ni consuelo.
A lo largo de estas dos décadas, la causa pasó por dos fiscales, cambió de calificaciones penales y transitó momentos de letargo y otros de reactivación y gran expectativa, siempre teniendo con un único y principal acusado al exesposo de Mariela: Rodolfo Delpino.
Su situación legal cambió a lo largo del tiem