Un ataque violento sacudió a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc, Michigan, cuando un hombre identificado como Thomas Jacob Sanford embistió su camioneta contra la capilla, inició un incendio y abrió fuego contra los fieles reunidos. El hecho dejó al menos cuatro muertos y ocho heridos, mientras que varias personas permanecen desaparecidas. El FBI lidera la investigación, catalogando el hecho como un acto de violencia selectiva, sumándose así a una serie de ataques contra lugares de culto en Estados Unidos.

El ataque ocurrió en un “domingo de ayuno”, fecha en que los miembros de la iglesia donan recursos para los necesitados, lo que acentuó la ironía y el dolor del suceso. La congregación ya atravesaba un momento de duelo por la muerte del presidente

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