Un joven migrante musulmán socialista democrático está al borde de ser electo jefe de la principal ciudad de Estados Unidos. Su movimiento es un antídoto al envenenamiento de lo que queda de la democracia estadunidense en uno de sus momentos más oscuros de su historia.
Zohran Mamdani es frecuentemente calificado como la “pesadilla perfecta” del ocupante de la Casa Blanca, quien no oculta su furia sobre el tema y advierte: “no se debería permitir que un comunista lunático llegue a la alcaldía de Nueva York”.
Cuando Mamdani sorprendió a las cúpulas políticas y económicas del país con su triunfo en las elecciones primarias demócratas a fines de junio –derrotando al favorito del establishment Andrew Cuomo– de inmediato hubo reuniones de emergencia para frenar al joven que se atrevió a reta