Cuatro meses después de firmada la resolución que dio vida a la Zona de Ubicación Temporal (ZUT) del frente 33 en Tibú, Norte de Santander, el proyecto que debía marcar un paso decisivo en la paz total sigue sin despegar.
El plazo de 45 días que tenían los integrantes de esa disidencia para trasladarse venció el 8 de julio y, desde entonces, no hay rastros de movimiento, protocolos ni cronogramas.
Lo que debía ser una señal de confianza en el proceso se ha convertido, según analistas, en una muestra de que los compromisos pactados sobre el papel no encuentran eco en el terreno. La ausencia de resultados mantiene la incertidumbre en una región marcada por la violencia de múltiples actores armados y por la fragilidad de las comunidades que claman por garantías.
El alto comisionado de Paz,