
Alcalá de Henares, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, posee una tradición culinaria que combina historia y gastronomía. Entre sus especialidades, la Costrada de Alcalá destaca como un postre que ha trascendido generaciones y sigue presente en las vitrinas de pastelerías locales. Se trata de un dulce que alterna capas de hojaldre crujiente con crema pastelera y una cobertura de merengue, logrando un equilibrio de texturas que ha mantenido su popularidad a lo largo del tiempo.
El origen de la Costrada se sitúa en los obradores de Alcalá, donde los pasteleros elaboraban este postre para celebraciones y como oferta permanente en confiterías. A pesar de su apariencia elaborada, la receta utiliza pocos ingredientes y un procedimiento claro que permite reproducirla en el hogar. La combinación de sabor, textura y practicidad ha asegurado su permanencia en la oferta gastronómica de la ciudad.
Actualmente, se sirve tanto en porciones rectangulares como en unidades individuales, conservando la disposición tradicional de capas y finalizando con almendra, que aporta aroma y un ligero toque crujiente. Este equilibrio entre tradición y sencillez explica por qué la Costrada sigue siendo un referente de la repostería madrileña.
Preparación de la Costrada de Alcalá
La elaboración de la Costrada de Alcalá requiere ingredientes básicos y accesibles. Para esta receta se utilizan dos láminas de hojaldre de mantequilla, cuatro huevos, 500 mililitros de leche entera, 280 gramos de azúcar repartidos entre la crema y el merengue, 40 gramos de maicena, una cucharadita de vainilla en pasta y 50 gramos de almendras fileteadas o en granillo. Estos componentes permiten reproducir la receta tradicional sin necesidad de ingredientes especiales, conservando las características originales del postre.
- Para comenzar, se hornea el hojaldre. Se precalienta el horno a 200ºC y se cortan las láminas en tres rectángulos uniformes. Es recomendable pinchar la superficie con un tenedor para que no se formen burbujas durante el horneado. Se colocan sobre una bandeja cubierta con papel vegetal y se hornean durante 25-30 minutos hasta que adquieran un tono dorado y textura crujiente. Una vez listas, se dejan enfriar sobre una rejilla para mantener su firmeza y evitar que se humedezcan.
- A continuación, se prepara la crema pastelera. Las yemas de huevo se mezclan con 100 gramos de azúcar y la maicena hasta obtener una pasta homogénea. Paralelamente, se calienta la leche con la vainilla hasta que alcance temperatura media, y se incorpora lentamente sobre la mezcla de yemas, removiendo constantemente para evitar grumos. La preparación se devuelve al fuego y se cocina hasta que espese de manera uniforme. Finalmente, se cubre con film transparente y se deja enfriar para que alcance consistencia antes del montaje.
- El siguiente paso consiste en preparar el merengue. Las claras se baten a punto de nieve mientras se añade el azúcar restante de manera gradual hasta obtener un merengue firme y brillante. Esta textura garantiza que el merengue mantenga su forma y proporcione el volumen característico de la Costrada durante el horneado final.
- El montaje del postre se realiza colocando una capa de hojaldre en el plato de presentación. Sobre esta se extiende la crema pastelera, usando una espátula o manga pastelera para lograr uniformidad. Se coloca la segunda lámina de hojaldre y se cubre con el merengue preparado. Para finalizar, se coloca la última lámina de hojaldre y se espolvorean las almendras fileteadas, completando la estructura característica de la Costrada de Alcalá.
- El horneado final se realiza a 200ºC durante 10-15 minutos, hasta que el merengue adquiera un color dorado uniforme. Este proceso asegura que todas las capas queden integradas y se mantenga el equilibrio entre la base crujiente, la crema suave y el merengue aireado. Una vez fuera del horno, se recomienda dejar reposar unos minutos antes de cortar, utilizando un cuchillo de sierra para mantener la forma de las capas.
El resultado es un postre que combina tradición y técnica sencilla, ofreciendo un producto con texturas diferenciadas y sabores equilibrados. La Costrada de Alcalá puede servirse en porciones rectangulares o unidades individuales, conservando sus características originales y siendo apta para tomar en distintas ocasiones.