Resulta una paradoja casi de manual que una nación en pleno conflicto bélico se convierta en la instructora de la mayor alianza militar del mundo. Pero eso es exactamente lo que ha ocurrido en aguas portuguesas, donde la Armada de Ucrania, forjada en la crudeza del combate real, ha asumido el inusual papel de adversario durante las maniobras REPMUS 2025 de la OTAN. Su misión no era otra que mostrar a los aliados la verdadera cara de la guerra del siglo XXI.

De hecho, para poner a prueba las defensas de los 24 países participantes, el equipo ucraniano no se anduvo con chiquitas. Durante los ejercicios, que se extendieron del 1 al 26 de septiembre, lanzaron un ataque simulado a gran escala empleando un enjambre tecnológico compuesto por 61 drones aéreos, 57 vehículos de superficie no tr

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