
La infertilidad es un problema que afecta a millones de personas en todo el planeta. Una de sus principales causas es la falta de gametos funcionales. En el caso de las mujeres, la calidad y la cantidad de los óvulos disminuyen notablemente a partir de los 35 años, lo que complica las posibilidades de concebir. La fecundación in vitro, aunque es la técnica más conocida, no siempre resulta efectiva en quienes no disponen de óvulos viables, de ahí que la ciencia busque nuevas soluciones.
Con este propósito, investigadores de la Oregon Health & Science University (OHSU, EEUU), bajo la dirección de Shoukhrat Mitalipov, han desarrollado una estrategia experimental bautizada como mitomeiosis. El método consiste en extraer el núcleo de una célula somática —por ejemplo, una célula de la piel— e insertarlo en un óvulo donado al que previamente se le ha retirado su núcleo. Una vez allí, se estimula para que divida su material genético siguiendo un proceso similar al de la meiosis natural.
La primera autora del estudio es la científica española Nuria Martí Gutiérrez, que se unió en 2012 al equipo de Mitalipov y se especializa en técnicas de transferencia nuclear y edición genética en la línea germinal. Para ella, los resultados alcanzados representan «un primer paso en el objetivo de ayudar a mujeres que no pueden producir sus propios ovocitos a tener descendencia genéticamente relacionada con ellas».
En el ensayo se obtuvieron 82 óvulos funcionales, fecundados después con esperma humano. De estos, un 9 % alcanzó el estadio de blastocisto, correspondiente a los primeros seis días de desarrollo embrionario. Ninguno se cultivó más allá de esa etapa, pero los autores resaltan que se trata de una prueba de concepto que confirma la posibilidad de generar gametos humanos a partir de células somáticas.
Desafíos y limitaciones
El propio equipo reconoce que aún existen obstáculos importantes. Muchos de los embriones no prosperaron y se detectaron alteraciones genéticas. Según explica Martí, la dificultad radica en que, al introducir el núcleo de la célula somática, los cromosomas homólogos no logran alinearse adecuadamente en el huso acromático , lo que provoca errores en la segregación cromosómica y deriva en aneuploidías. «Todavía no hemos conseguido que los 23 cromosomas correctos se eliminen al formar el corpúsculo polar», puntualiza.
A diferencia de intentos anteriores, la innovación de la mitomeiosis es que ya no depende de la producción de al menos un ovocito maduro por parte de la mujer: basta con una célula somática , como las de la piel. En cuanto a su aplicación clínica, Martí vislumbra dos escenarios principales: ofrecer una opción a mujeres que no generan ovocitos y a parejas del mismo sexo interesadas en tener hijos con vínculo genético con ambos progenitores.
No obstante, la investigadora insiste en que aún falta tiempo antes de que pueda trasladarse a la práctica médica. Es necesario comprender con más detalle cómo lograr una correcta alineación cromosómica , asegurar el intercambio genético y considerar además el fenómeno del imprinting, un mecanismo epigenético crucial en el desarrollo embrionario. En su opinión, aún pasarán al menos diez años antes de poder hablar de terapias para humanos.
Reacciones de la comunidad científica
El estudio ha despertado interés en otros especialistas. Roger Sturmey, experto en salud reproductiva de la Universidad de Hull (Reino Unido), destaca que el trabajo demuestra cómo los cromosomas de una célula adulta pueden dividirse de manera semejante a lo que ocurre en óvulos o espermatozoides, aportando información valiosa sobre la segregación cromosómica, aunque la tasa de éxito sea baja.
En la misma línea, Ying Cheong , catedrática de medicina reproductiva en la Universidad de Southampton, considera que la mitomeiosis constituye una prueba de concepto prometedora. A su juicio, este avance podría transformar el conocimiento sobre la infertilidad y abrir la puerta a la creación de células similares a gametos para quienes hoy no cuentan con ninguna alternativa.