La imagen del niño que obedece sin reclamar y que siempre busca la aprobación de sus padres resulta cómoda. No protestan si les atan los zapatos, si les ponen crema solar o si deben comer las verduras. Sin embargo, para la psicóloga infantil Becky Kennedy , esta complacencia temprana esconde un riesgo serio: esos niños se convertirán con alta probabilidad en adultos ansiosos y agotados.

Kennedy, psicóloga entrenada en la Universidad de Columbia y anfitriona del podcast “Good Inside”, lanzó una fuerte advertencia en el Fast Company Innovation Festival. "Amamos a nuestros hijos complacientes cuando son pequeños porque han aprendido muy bien a notar si estamos contentos con ellos y a cambiar su comportamiento de acuerdo con eso", explicó. Pero a largo plazo, estas cualidades conducen a

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