Jaime Pérez recuerda cuando conoció a Laura Murillo. Fue hace 11 años, cuando él y un compañero de trabajo tomaron un camino equivocado y se toparon con el puesto de tamales de Murillo en la esquina de Kedzie y la 31.

Desde entonces, Murillo ha sido una constante en su vida y en su vecindario de Chicago. Ella siempre es la primera en organizar una fiesta para celebrar el cumpleaños de un amigo, dijo Pérez, o en compartir su plato de comida con un vecino.

“Aparte de que es muy guapa, muy trabajadora y muy madre para sus hijas, tiene un corazonsote bien grande”, dijo.

Hoy, Pérez se sienta en su porche en el Barrio de las Empacadoras (Back of the Yards), celular en mano, intentando volver a conectarse con su prometida después de que Murillo fue detenida la semana pasada por agentes de la P

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