Pero esta vez, el escenario era distinto: ya no vestía de azul, sino con la elegancia discreta del Benfica . La noche, sin embargo, guardaba sorpresas.

Minutos antes del pitido inicial, mientras los aficionados del Chelsea coreaban su nombre como en sus mejores días, "El Especial" respondió con un gesto inesperado: un beso al aire dirigido a las gradas. "Siempre llevas el sonido del público en los oídos" , confesaría después. Pero la nostalgia no fue suficiente. El marcador terminó 1-0 a favor del equipo local, dejando al portugués con ese amargo sabor de quien regresa a casa... pero como invitado.

El drama en la banda: Mourinho abandonó su área técnica para pedirle a los ultras del Benfica que dejaran de lanzar objetos a Enzo Fernández , el mediocampista que dejó el club

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