La crisis humanitaria en Gaza es un grito en silencio que resuena en todo el mundo. Familias enteras sobreviven entre el hambre y los escombros de una guerra que parece interminable. En medio de esa tragedia, dos colombianas decidieron unirse a una flotilla internacional que llevaba alimentos y medicinas hacia Palestina . Su participación no fue improvisada; meses antes habían acudido a reuniones en la Cancillería junto a otros jóvenes voluntarios que buscaban formar parte de la misión humanitaria.

Durante meses participaron en reuniones con delegados del Gobierno colombiano, al lado de otros voluntarios. En esos encuentros recibieron advertencias sobre los riesgos de la misión y las instrucciones a seguir en caso de una eventual interceptación por parte de Israel, que finalmente ocurrió

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