Han transcurrido veinte años desde que la Selección Mexicana Sub-17 escribió una de las páginas más gloriosas en la historia del fútbol nacional. Fue el 2 de octubre de 2005 cuando el combinado dirigido por Jesús “Chucho” Ramírez sorprendió al mundo entero en Lima, Perú, coronándose campeón del Mundial de la categoría tras vencer con autoridad 3-0 a Brasil en la final.

Aquel equipo, integrado por jóvenes que entonces apenas iniciaban su camino profesional, dejó una huella imborrable. Carlos Vela, autor del primer gol de la final y Bota de Oro del torneo, se convirtió en el símbolo de una generación que también tuvo como protagonistas a Giovani dos Santos, Héctor Moreno, Efraín Juárez y César Villaluz. Todos ellos, con personalidad y talento, rompieron paradigmas y demostraron que México p

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