La muerte de Sonia Rivera Morales, de 88 años -presuntamente a manos de su hijo- tomó por sorpresa a la comunidad del barrio Candelaria, en Toa Baja, pues familiares y allegados la recuerdan como una persona que le “daba amor a todo el mundo”.
“No se puede hablar malo de ella. Ella con todo el mundo era tremenda persona, una persona de iglesia”, recordó Roberto Otero, esposo de una de las sobrinas de Rivera Morales.
Algunos feligreses de la octogenaria, quienes compartían con ella todos los domingos en la iglesia que solía visitar en Toa Baja, reiteraron el amor que sentía por las personas de su comunidad.
“Los domingos, cuando venía al culto, venía a desayunar. Se tomaba su Maltita con un pastelillito de pollo, todos los domingos… Era una señora que daba amor a todo el mundo que pasara