La ayuda de los Estados Unidos solo apunta a una meta y un fin: que Argentina no caiga en default. Y debe tener además una característica: el dinero que llegue cuando desde la administración de Donald Trump aprieten la tecla enter, no puede figurar como un giro de dinero en efectivo. O a plazo. Sobre todo si es con algún interés de retorno. Si así fuera, sería nueva deuda y tendría que ser aprobada por el Congreso Nacional, según la norma aprobada en 2020 durante el gobierno de Alberto Fernández con Martín Guzmán como ministro de Economía. Tal como está configurado el panorama político actual, saben desde el Poder Ejecutivo (de acá y de Washington) que el dinero proveniente desde los Estados Unidos debiera tener una ley que lo respalde; el gobierno de Javier Milei podría exponerse a un pap
Curiosos movimientos para que la ayuda de EE.UU. no tenga que ser ley

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