No hay sosiego para treguas. Un día la flotilla; otro, la trampa de Vox con el aborto; al siguiente, dos mil casos de cáncer de mama en el limbo; por el medio, la sacudida judicial de los correos de Begoña Gómez y la fecha señalada para ver al Fiscal General en un banquillo. Y como broche ardiente, la UCO con los sobres socialistas para Ábalos y Koldo. Un trasiego incesante de golpes bajos, unas veces para castigar al rival o, en otras, simplemente favorecidos por errores propios no forzados. Pocas ocasiones encontrará Pedro Sánchez una muletilla más apropiada en el momento preciso que el farragoso enredo del PP con el aborto y de esa manera sacudirse el miedo escénico para su gobierno en aguas próximas a Israel o la angustia incesante en torno a su mujer y a Álvaro García Ortiz. Eso sí, a
Enredarse

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