El destino a veces sorprende por su retorcido sentido del humor. En 2020, la Unidad Militar de Emergencias (UME) tenía previsto un simulacro de erupción volcánica en la isla de Tenerife. Pero la pandemia por el covid lo suspendió. Cuando en septiembre de 2021 el volcán de La Palma rugió de verdad, la UME ya tenía una hoja de ruta , un procedimiento teórico que sólo tuvo que llevar a la práctica. Algo que cuadra con lo que el General Jefe de la UME, Francisco Javier Marcos Izquierdo, contaba a Informe Semanal con motivo de los primeros 20 años de la unidad: "El espíritu de la UME es anticiparse a cualquier catástrofe en la medida de lo posible".

Esta mezcla de preparación exigente y respuesta inmediata es su esencia. A lo largo de 20 años, la UME ha pasado de ser un proyecto

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