El feminismo no es un bloque único. Nunca fue una sola voz ni una agrupación homogénea: es un conjunto de corrientes, miradas y prioridades que cambian según contextos sociales, políticos y culturales. Esa pluralidad puede generar tensiones, y es legítimo que así sea. Pretender que haya un único “norte” es olvidar que la riqueza del movimiento está justamente en su diversidad.

En segundo lugar, se menciona que muchas mujeres se sienten “excluidas” si no comparten ciertas posturas ideológicas. Este sentimiento puede existir, y es legítimo que se discuta. Pero hacen falta datos concretos que permitan ver en qué organizaciones, en qué ambientes, en qué casos —y también si hay apertura al diálogo— para diferenciar crítica constructiva de generalización injusta.

Críticas al Gobierno: no por g

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