En el sur de Francia, en Cadarache, acaba de instalarse un gigante invisible que podría cambiar para siempre el futuro energético del planeta. Se trata del Solenoide Central del proyecto ITER , un imán colosal de 18 metros de largo y casi 1.000 toneladas de peso, capaz de generar un campo magnético 280.000 veces más intenso que el de la Tierra.

Aunque su fuerza sería suficiente para levantar un portaaviones, este monstruo electromagnético no está pensado para fines militares ni industriales. Su misión es mucho más ambiciosa: contener el plasma que arderá a millones de grados en el reactor experimental ITER y hacer posible la fusión nuclear, el mismo proceso que alimenta al Sol.

Una pieza clave en el “arranque” del plasma

El solenoide actúa como un gigantesco “arrancador”: genera la co

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