En cada Copa Mundial de la FIFA, hay partidos que son una prueba de fuego. Los que definen el pase a la segunda ronda pueden borrar como por arte de magia varios años de preparación, trascienden el nivel de juego y las etiquetas de equipos favoritos. México esperó seis años para volver a disputar el torneo Sub-20. Pisó fuerte de entrada, pero muy rápidamente el nivel de sus rivales retrasó su explosión. Sólo una victoria ante Marruecos en el estadio Elías Figueroa, en Valparaíso, lo separaba de los octavos de final como segundo lugar de grupo. Y cumplió. Se impuso 1-0 y dejó fuera al mismo tiempo a Brasil y España, dos potencias de este deporte. Su siguiente obstáculo en octavos será Chile.

Desde la edición de 2019 en Polonia, el representativo mexicano no tuvo un jugador tan decisivo com

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