A lo largo de esta legislatura ha habido sobradas razones para convocar a los españoles a las urnas de manera anticipada. Por ética democrática y responsabilidad política. Con un Gobierno envuelto en la corrupción, carente de legitimidad de ejercicio, sin mayoría y sin Presupuestos, entre otros muchos rasgos de una administración fallida. Pero la experiencia ha rubricado que Sánchez solo dará ese paso cuando le interese bien sea para sacar ventaja o para contener daños. El tsunami judicial que se le viene encima con el fiscal general, Begoña Gómez, sus más estrechos colaboradores y la muy probable investigación por financiación ilegal del PSOE es una razón para acelerar ese proceso electoral y contener así el horizonte conforme a la mentalidad sanchista. El presidente lo ha intentado todo

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