El socialismo de todos los partidos siempre ha desatado las alarmas ante los males que nos afligen por culpa de las instituciones de la libertad, empezando por la propiedad y los contratos. Ya se trate de fascistas o de comunistas, el diagnóstico coincide: el peligro son las empresas, que dañan al pueblo, y la salvación es el Estado.
El penúltimo acto de esta farsa progresista es aterrorizarnos ante las empresas tecnológicas.
Con el llamativo título de «Contra la libertad de expresión», Jordi Gracia publicó en El País un artículo que resumía la propaganda antiliberal y a la vez sugería una interesante conclusión.
La amenaza era reiterada, para que nos aclaremos: «Trump en el poder consagra el envite de las mayores empresas del planeta contra los fundamentos ilustrados… dueños absolutos