Hace un año, el 1 de octubre del 2024, me encontraba en la Ciudad de México, estábamos preparándonos para asistir al Zócalo a recibir a la primera presidenta de la historia de nuestro país y a quien hoy encabeza la Cuarta Transformación, la simbólica toma de protesta con el pueblo y con la ceremonia de nuestros ancestros indígenas, algo que también realizó por primera vez el ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y eran los pensamientos y la nostalgia sobre el adiós a nuestro presidente eterno, porque desde muy joven entregue mi vida y mi conciencia a la transformación de nuestro país y a este noble movimiento surgido de las luchas sociales y de las “causas perdidas”, después de décadas de sangre y resistencia, agradezco a dios que me permitió vivir el apogeo y la victoria del pueblo

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