
La crianza respetuosa consiste en acompañar el desarrollo de los niños con empatía, evitando frases y actitudes que limiten su autonomía, sus emociones y su confianza.
Aunque muchas de estas expresiones se dicen con buena intención, especialistas en pedagogía respetuosa advierten que pueden tener efectos contraproducentes en la autoestima y el aprendizaje de los más pequeños.
Una de ellas, formada por tres palabras, es considerada ‘problemática’ porque anula las emociones infantiles y transmite un mensaje confuso .
Ésta es la frase que hay que evitar, según la crianza respetuosa
La expresión «hay que compartir» es, para los expertos en crianza respetuosa, una de las frases más dañinas que puede recibir un niño pequeño en etapas tempranas de su desarrollo.
Según explican en Como ser madre día a día , los menores de corta edad no tienen aún la madurez suficiente para comprender de manera abstracta qué significa compartir. Para ellos, un juguete es simplemente suyo, y pedirles que lo entreguen por obligación genera frustración, tristeza o incluso enfado.
Al imponer esta acción, los adultos invalidan las emociones del niño y minan su derecho a decidir sobre sus propias pertenencias. Además, se transmite el mensaje implícito de que su voluntad no importa frente a las expectativas sociales de los adultos.
Desde la perspectiva de la crianza respetuosa, no se trata de fomentar el egoísmo, sino de enseñar a compartir desde la empatía y el ejemplo , respetando los tiempos y procesos individuales.
Otras frases negativas que afectan al desarrollo infantil según la crianza respetuosa
La pedagogía identifica otras expresiones que pueden afectar la autonomía y la autoestima infantil. Éstas son algunas de las más destacadas:
- «Cuidado, que te vas a caer»: esta frase, usada de forma automática, transmite miedo en situaciones que no representan un riesgo real. El niño necesita experimentar su entorno y desarrollar habilidades motoras con cierta libertad.
- «Espera, que te ayudo»: ofrecer ayuda antes de que sea solicitada limita la capacidad de esfuerzo y resolución de los menores, además de proyectar desconfianza hacia sus capacidades.
- «No llores, que no ha sido nada»: invalida el dolor emocional del niño. Para él, sí ha ocurrido algo significativo. Lo recomendado es acompañar su emoción sin negarla.
- «No te tires, que rompes el pantalón»: priorizar lo material sobre la experiencia de juego contradice el valor del movimiento libre y la exploración.
- «Date prisa, que no llegamos»: imponer el ritmo adulto interfiere en la curiosidad natural de los pequeños, que encuentran aprendizaje en los detalles del entorno.
Cómo cambiar el lenguaje para una educación respetuosa y empática
El cambio hacia una crianza respetuosa implica modificar conductas y revisar el lenguaje que se utiliza a diario. Las palabras tienen un impacto profundo en la forma en que los niños construyen su autoconfianza y su visión del mundo.
Frases como «hay que compartir» o «no llores» pueden parecer inofensivas, pero a largo plazo afectan la capacidad de los menores para expresar sus emociones con libertad y sentirse validados.
Reemplazar estas expresiones por actitudes de escucha activa y acompañamiento fortalece el vínculo entre adultos y niños. Respetar el ritmo, las pertenencias y los sentimientos del menor es clave para que crezca con seguridad y empatía.