Una tarde de verano, un mosquito zumba en tu oreja y al minuto ya tienes un bulto rojo en el brazo. Lo primero que haces es rascarte, una, dos, tres... Hasta diez veces o más. Y cuanto más te rascas, más ganas tienes de seguir. Tu madre te advierte: “¡No te rasques, que es peor!”. Y ahora resulta que la ciencia le da la razón.
Rascarse no alivia. Investigadores de la Universidad de Miami han demostrado que rascarse no es un método eficaz para calmar el picor. Al contrario: activa lo que llaman el “ciclo picor-rascado”. Cuanto más te rascas, más se inflama la piel, más histamina se libera y más pica. Un círculo vicioso difícil de romper.
Entonces, ¿qué hago? La recomendación es clara: si puedes resistir el impulso de rascar, hazlo. Y si no, opta por frotar suavemente con los dedos o a