El 17 de diciembre de 2011, en una iglesia bilbaína transformada en espacio teatral, May Serrano se preparaba para desafiar la tradición. Junto a ella, otras nueve mujeres - de entre 21 y 56 años, solteras, casadas, divorciadas, con y sin hijos - iban a dar sus primeros pasos hacia un compromiso inédito: casarse consigo mismas.
"Fue como una boda al uso", recuerda May, que aquel día iba vestida de blanco. "Había música, se leyeron poemas, y cada una preparó sus votos personales". Guiadas por la actriz Maribel Salas como maestra de ceremonias y frente a un público de unas cien personas, las 10 mujeres leyeron en voz alta a qué renunciaban y a qué se comprometían. "Y después hicimos un voto colectivo, el típico 'me quiero en la salud y en la enfermedad'". Eran las primeras mujeres que hacía