Estos últimos días hemos visto a determinados políticos referirse a la inmigración desde prejuicios y clasificando a las personas por su origen o raza. No era inocente las afirmaciones de "afinidad cultural" de Feijóo o incluso la referencia de Ayuso sobre venezolanos o argentinos a los que directamente niega que sean migrantes. En el fondo esconde un sentimiento de la derecha española, la distinción entre quienes para ellos son "como nosotros" y quienes no lo son.
Llama la atención que en esa diferenciación no incluyan, por ejemplo, a ciudadanos de países donde España permaneció más tiempo y su influencia hacia esas colonias fue evidente. En Filipinas estuvimos tres siglos, casi dos en Guinea Ecuatorial, donde casi el 80% de la población habla español. Ninguno de ellos entraría en la cat