El estudio analizó datos de más de 29 millones de personas y detectaron que el material particulado fino, conocido como PM2.5 -proveniente de autos, plantas de energía y polvo de construcción- aumenta en un 17% el riesgo de desarrollar demencia.
El estudio también vinculó el hollín -presente en emisiones de vehículos y quema de madera- con un 13% más de riesgo. Y el dióxido de nitrógeno, principalmente de autos a diésel e industrias, con un 3% adicional.
Los investigadores advierten que la contaminación puede inflamar el cerebro de forma similar a lo que ocurre en enfermedades cardíacas o pulmonares, y piden medidas urgentes en transporte, urbanismo y regulación ambiental.