El mercado inmobiliario cordobés vuelve a estar atravesado por un clima de incertidumbre. A medida que se acerca el domingo 26 de octubre (fecha electoral correspondiente a las legislativas de medio término) , las dudas económicas y políticas se trasladan de lleno a la psicología de compradores y vendedores.
En un sector históricamente sensible a los vaivenes del dólar y a la estabilidad macroeconómica, la inestabilidad actual genera movimientos inmediatos en las decisiones. El mercado de bienes raíces se transforma, más que en un espacio de ladrillos, en un termómetro de expectativas. Cuando la confianza política y la económica tambalean, la reacción es casi automática: operaciones que se frenan, inmuebles que se retiran de oferta, compradores que posponen decisiones y vendedores que ace