A ntes de que Coco Chanel popularizara la versión femenina o de que se convirtiera en el uniforme de las mujeres que fabricaban munición en la Primera Guerra Mundial, hubo un grupo de pioneras que se deshizo de los corsés y decidió, en pleno siglo XIX, ponerse un pantalón. Una de ellas fue la pintora francesa Rosa Bonheur (París, 1822-1899) que se quitó las faldas largas, las enaguas y la faja decimonónica y se atrevió a acudir disfrazada de hombre al matadero de Roule para poder tomar apuntes preparatorios de sus obras . Para ello, tuvo que pedir incluso permiso a la prefectura de policía de París. Si esta pintora francesa no se hubiera saltado las normas de la sociedad, la Historia del arte habría perdido a una de las mejores pintoras de animales.
A Rosa Bonheur (Burdeos, 1822-Th