En la cima del mundo, a 8.848 metros de altura, el viento corta como un cuchillo y el oxígeno es un lujo escaso. El pico más alto del planeta, el Monte Everest, un coloso que ha seducido a miles con su promesa de gloria, guarda un secreto aterrador: no solo mata con avalanchas o caídas, sino con una traición del propio cuerpo.
Cinco vidas ya le rindieron tributo en este 2025, sumándose a los más de 340 cuerpos que yacen como fantasmas helados, muchos desvelados por glaciares que se derriten. Entre ellos, muchas víctimas de un absurdo cruel: el "desnudo paradójico", donde el frío mortal susurra un calor ilusorio, empujando a los escaladores a quitarse la ropa y abrazar la muerte.
Cada año, cientos de escaladores desafían al Everest, impulsados por el deseo de llegar al techo del mundo.