En España, la fiesta nacional se celebra sin pena ni gloria el 12 de octubre. En esto somos una «anomalía patriótica». Es apenas honrada con un discreto y obligado desfile militar. Sólo la Corona y la milicia mantienen la tradición y dan señales de patriotismo. El pueblo está de puente y el Gobierno asiste a la parada con desgana y entre abucheos del personal al presidente cuando asoma por allí. Medio Gobierno está en contra de la fiesta nacional. Considera la Hispanidad una antigualla del pasado, una herencia franquista, un error histórico, que necesita reparación por el daño a los pueblos indígenas. Molesta hasta el nombre de Hispanidad, que en las izquierdas está proscrito y en la derecha, casi olvidado por su complejo de sumisión ideológica. Los «progres», si acaso, sustituyen Hispanom
La Fiesta de la Hispanidad

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