La Administración de Donald Trump tiene prohibido, al menos durante las próximas dos semanas, militarizar las calles de Chicago, la tercera ciudad más poblada del país, a la que ya lleva semanas asediando con un fuerte incremento de agentes federales. La juez federal April Perry falló anoche en contra de la Casa Blanca al considerar que no ha visto “ninguna prueba creíble de que haya habido una rebelión en el estado de Illinois” y argumentando que el despliegue de soldados de la Guardia Nacional para responder a las protestas “tan solo echará más leña al fuego”.

Siguiendo la estela de Los Ángeles , el presidente quería usar a los militares para “acompañar” y “proteger” a efectivos y edificios del servicio migratorio, donde la última semana residentes de Chicago han protestado contra las

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