La historia que les voy a contar no es la del maravilloso Nuevo Mundo Amoroso imaginado por el “soñador absoluto”, como llamó Andrés Breton a Charles Fourrier , utópico visionario, autor del libro con ese título. Es otra historia, sórdida, de poder, sangre y dinero. El pasado 6 de agosto, 80° aniversario del inútil y cruel bombardeo sobre Hiroshima , se reencontraron dos personajes en Alaska , donde el clima se les parece, en una ciudad llamada Anchorage –, que, si pasamos al castellano, podría sugerir a los incrédulos un “anclaje”: estabilizar el barco, o sea, la guerra contra el pueblo ucraniano. Alfombra roja y sonrisas. Pero uno regresó con la palanca que comanda el ancla, autootorgada licencia para asesinar civiles ucranianos cotidianamente, en tanto el adusto sheriff que fu
“El gran reinicio”: Rusia inquieta con su nuevo orden y redefine la política global junto con EE.UU.

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