
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha dado un golpe de efecto político al reinstalar en el cargo a su ex primer ministro, Sébastien Lecornu, apenas cuatro días después de que éste presentara su dimisión. La decisión, anunciada anoche desde el Palacio del Elíseo, busca frenar el colapso político que atraviesa el país y evitar una convocatoria anticipada de elecciones legislativas , cada vez más reclamada por la oposición.
El movimiento de Macron confirma lo que muchos analistas consideran el mayor bloqueo institucional de la V República . Sin apoyos parlamentarios, con un gabinete fragmentado y tras el fracaso de las consultas con los principales partidos, el presidente no ha encontrado alternativa viable a Lecornu , uno de sus colaboradores más cercanos y figura leal del macronismo.
«He aceptado por deber y responsabilidad», declaró Lecornu tras recibir el nuevo encargo.
Un retorno forzado por la falta de opciones
El regreso del primer ministro se produce tras el colapso de las negociaciones que Macron había abierto con líderes de centro y derecha moderada para recomponer su Gobierno. Ninguna de las figuras propuestas —ni de su partido Renacimiento ni de sus socios de coalición— aceptó asumir el puesto, conscientes de que el país vive una parálisis legislativa sin precedentes .
El Elíseo confirmó que Macron ofreció sin éxito el cargo a tres exministros y a dos líderes regionales , en un intento por ampliar su base de apoyo. Sin embargo, la negativa generalizada y el deterioro de la situación política y económica dejaron al presidente sin margen de maniobra .
«El encuentro debía ser un momento de responsabilidad colectiva», señaló la Presidencia francesa en un comunicado tras las reuniones celebradas el viernes con los principales partidos, entre ellos Los Republicanos , el Partido Socialista y Los Verdes .
Ni Jean-Luc Mélenchon —líder de la izquierda radical La Francia Insumisa (LFI) — ni Marine Le Pen , presidenta honoraria de Agrupación Nacional (RN) , acudieron al encuentro. Ambos reclamaron nuevamente la disolución inmediata de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones anticipadas .
Una crisis política que no cesa
La reinstalación de Lecornu evidencia el agotamiento del proyecto político de Macron , cuyo mandato, que se extiende hasta 2027, se encuentra cercado por las divisiones internas y el desgaste social . La situación se agravó desde junio de 2024 , cuando el presidente disolvió la Asamblea Nacional tras perder su mayoría en las elecciones legislativas.
El resultado fue un Parlamento colgado y profundamente dividido , en el que ningún bloque político alcanza los 289 escaños necesarios para aprobar leyes o presupuestos. Desde entonces, el Gobierno ha dependido del polémico artículo 49.3 de la Constitución , que permite aprobar medidas por decreto sin votación parlamentaria, un recurso que ha desatado protestas y huelgas masivas en todo el país .
Lecornu, considerado un tecnócrata pragmático y uno de los miembros más fieles al presidente, renunció el pasado lunes 6 de octubre tras constatar la imposibilidad de sacar adelante su nuevo gabinete. Su salida provocó una ola de inestabilidad política y reavivó las críticas contra Macron , acusado de mantener un liderazgo cada vez más personalista y desconectado del Parlamento.
Presión máxima para formar Gobierno
El nuevo primer ministro tendrá ahora apenas tres días para formar un gabinete y presentar los presupuestos nacionales para 2026 , cuyo plazo vence el lunes 13 de octubre . Si fracasa, Francia se enfrentará a un escenario inédito: la imposibilidad de aprobar las cuentas públicas , lo que abriría la puerta a una crisis constitucional y, posiblemente, a la disolución del Parlamento .
Fuentes del entorno presidencial aseguran que Macron ha dado a Lecornu carta blanca para negociar con sectores centristas y socialdemócratas , en un intento desesperado por recomponer una mayoría mínima que permita aprobar el presupuesto. Sin embargo, desde la oposición advierten de que «el retorno del mismo primer ministro no resolverá nada» , como declaró Bruno Retailleau , líder de Los Republicanos, en declaraciones a Le Figaro .
Un país dividido y un presidente debilitado
En las calles de París, la noticia fue recibida con escepticismo y cansancio . Los sindicatos han anunciado nuevas movilizaciones para el próximo martes, mientras los partidos de izquierda insisten en que la única salida democrática es volver a las urnas .
El politólogo Thomas Guénolé señala que la estrategia del Elíseo «refleja el aislamiento creciente del presidente» , quien, tras perder a sus principales aliados parlamentarios, se aferra a las mismas figuras que ya fracasaron en recomponer la mayoría .
«El regreso de Lecornu simboliza la fragilidad del macronismo: sin partido fuerte, sin coalición estable y sin alternativa visible», afirma Guénolé.
A nivel internacional, la Comisión Europea y los socios del eje franco-alemán observan con preocupación la inestabilidad de París, en un momento en que la Unión Europea afronta desafíos críticos como la crisis energética, la guerra en Ucrania y la presión migratoria.