Un error común en la cocina consiste en guardar los tomates en el refrigerador, una práctica que, aunque parece inofensiva, puede tener consecuencias negativas tanto para la calidad del alimento como para la salud. Expertos en gastronomía y nutrición han advertido sobre esta equivocación que muchas personas cometen diariamente.

Refrigerar los tomates altera significativamente su sabor y textura. De acuerdo con el portal 'Mercola', las bajas temperaturas descomponen los compuestos volátiles responsables del aroma y el sabor característicos de esta fruta. Además, la pulpa del tomate puede volverse más harinosa y menos jugosa . Por otro lado, si se guardan en la nevera, especialmente tras abrir una lata, se incrementa el riesgo de crecimiento de moho. Según el sitio especializado 'Directo al

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