Amed Gutiérrez, ‘veneciano’ o ‘morrero’, que aunque vive en Barranquilla, permanentemente, por su labor de experto local, viaja al pueblo palafítico donde nació y de donde debió salir el 23 de noviembre del año 2000, un día después de la masacre que dejó 40 muertos en esa población anfibia del Magdalena.
Él es un amplio conocedor de la crisis ambiental que vive el cuerpo de agua de 4.200 kilómetros cuadrados por la presencia masiva de la planta invasora ‘Hydrilla verticillata’.
Al iniciar el diálogo con Zona Cero sentencia que una emergencia de esta magnitud en Nueva Venecia, conocido también como El Morro, y Buenavista , "nunca lo había visto" en sus 64 años de vida, en el pueblo palafito.
Su labor en esa entidad se centra en el santuario de fauna y flora Ciénaga Grande de