Fran , un aspirante a influencer , camina por los altos de Güímar acompañado por otros jóvenes en busca del sendero de las mil ventanas . «Después de mucho tiempo caminando nos encontramos con un letrero que pone ‘no pasar, riesgo extremo ’», asegura en el vídeo de su perfil de Instagram . Entonces añade: « Pobres inocentes ». Y accede al sendero , como muestran las imágenes del vídeo en la red social .

La ‘gracia’ –o más bien la temeridad– le puede costar cara , entre 600 y 2.000 euros . Y no solo por saltarse la prohibición de acceder a este acueducto cavado en pleno acantilado y que entraña un gran peligro , sino por promocionarlo a través de internet en un vídeo en el que, encima, se jacta de saltarse el veto . « Qué pasada », dice

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