El oro volvió a robarse el protagonismo: superó los $4,000 por onza y acumula un alza del 54% en lo que va del año, su mejor desempeño desde 1979. Para ponerlo en contexto, la última vez que el metal subió tanto, Estados Unidos enfrentaba inflación de dos dígitos, crisis energética y tasas de interés por las nubes.
Hoy, la historia se repite con un guion distinto: el oro sube al mismo tiempo que el mercado accionario está en máximos históricos. Los inversionistas están comprando tanto acciones tecnológicas como lingotes, una combinación poco común que refleja dos emociones opuestas: euforia y desconfianza.
Detrás del repunte dorado hay varias razones. Primero, la inflación en Estados Unidos lleva más de cuatro años sin volver al objetivo del 2% de la Reserva Federal. Segundo, el dólar vi