Para los pueblos de Israel y de Gaza llegó el anhelado alivio de un cese al fuego, presionado por el gobierno de EE. UU, a cambio de la entrega de 48 – vivos o muertos- de los 251 rehenes que había secuestrado Hamás hace dos años cuando realizó un ataque terrorista de inusitada crueldad y el Estado de Israel empezó a responder priorizando los bombardeos masivos en Gaza.
De esta manera, lo que debió ser una respuesta proporcional de corta duración, se convirtió en una guerra que ha dejado a Gaza reducida a escombros con una dantesca cantidad de personas muertas, incluyendo mujeres y niños. El hecho es que las cifras de muertos palestinos descartan que las víctimas civiles hayan sido “daños colaterales accidentales”. Más bien sugieren, como mínimo, indiferencia humanitaria.
En una región d