Una extraña sombra plateada flotaba sobre los campos de Colorado, mientras el viento movía las ramas de algunos árboles. Eran las 11 de la mañana del 15 de octubre de 2009 cuando un artefacto inverosímil, mitad ovni, mitad globo meteorológico, comenzó a elevarse sin tripulantes visibles, aunque pronto se anunciaría que su pasajero era un niño de seis años. Estados Unidos contuvo el aliento durante más de dos horas, siguiendo el trayecto errante de la nave por el cielo televisado, atrapados en una angustia colectiva. “Un niño de seis años vuela solo en el interior de un globo casero y podría caer en cualquier momento” , repetían los noticieros con títulos catástrofes. Así nació la leyenda del Balloon Boy (El niño del globo) .

Un experimento familiar

Todo comenzó en la casa de los H

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